Arrecifes

Sintesis Histórica, por  Juan José Oppizzi

En el año 1580, Hernando Arias de Saavedra (más conocido como Hernandarias) cruzó un río que luego los cartógrafos dibujarían en forma de arco invertido y que los topógrafos designarían como “Arrecifes”, según la existencia de piedras en su lecho. Pocos años más tarde, se otorgaría la primera merced de tierras lindantes con ese curso de agua al capitán Antón Higueras de Santana. El paso del río por un sitio en donde sus barrancas pronunciadas fueran más suaves, obligó a los transeúntes a seleccionar uno, ubicado (aproximadamente) en la zona que hoy ocupa el balneario. La frecuencia del tránsito a Córdoba por este mismo lugar creó las condiciones para una denominación del “pago”. En 1626 ya figuraba como “San José de los Arrecifes” o, simplemente, “De los Arrecifes”. En 1672 figuran referencias a litigios entre propietarios de la zona, y a cierta población compacta. La creación del “Curato de los Arrecifes”, en 1730, da la pauta de una aldea en crecimiento, dato que se verá confirmado con la erección de la primera capilla, en 1756, a instancias de José Peñalba. Este hombre, propietario influyente, determinó que la villa tomara su denominación durante varios años. Los habitantes originarios de la región, en procura de recuperar las tierras que los colonizadores les arrebataran, atacaron el pequeño fuerte auxiliar en 1738, produciéndose una gran refriega con muchas bajas. Hasta el año 1800, Arrecifes era una aldea de algo más de trescientos habitantes, y, según testimonios de la época, se encontraba en el camino real de Santa fe, Chile y Lima.

Hasta 1821, los jefes locales, representantes de la autoridad central, se denominaban “Alcaldes”. A instancias de Rivadavia, la Junta de Representantes eliminó el cargo y lo reemplazó por el de “Juez de Paz”, que seguiría hasta 1858, año en que fue llamado “Intendente”. El primero en desempeñarse con ese nombre fue José María Martínez. Alguna contramarcha registra el nombre de “Presidente de la Corporación Municipal” entre los años 1864 y 1880, en el que se retoma el título de “Intendente”.

Varios hechos de la historia nacional tuvieron como escenario lugares próximos a Arrecifes. La “Sublevación de Fontezuelas” fue uno de ellos, cuando un cuerpo de mil hombres, enviado por el Director Supremo Alvear a sofocar un movimiento opositor en Santa Fe, desobedeció en aquel lugar las órdenes superiores y volvió sobre sus pasos. El resultado de esa rebelión fue la caída de Alvear y su reemplazo por Ignacio Álvarez Thomas, jefe de la sublevación.

En 1820 el pueblo de Salto fue destruido por un ataque aborigen, comandado por Yanquetruz, en unión del chileno José Miguel Carrera, y desde Arrecifes se enviaron refuerzos del cuerpo de Blandengues. Algunos de los muertos en tal combate fueron sepultados en la entrada de la iglesia de esta ciudad.

La noche del 23 de septiembre de 1835 permaneció en los alrededores, en secreto para la población local, el general José María Paz, conducido prisionero ante Rosas.

El combate de la Vuelta de Obligado, en las barrancas cercanas a la actual San Pedro, el 20 de noviembre de 1845, contra la escuadra anglo francesa que incursionaba por el Paraná, contó con soldados oriundos de Arrecifes. Lo mismo, la batalla de “El tala”, librada por tropas de la Confederación Argentina, al mando de Lagos, y de la Provincia de Buenos Aires –estado independiente–, al mando del General Hornos. Luego del triunfo porteño, se destacó la actuación de cien voluntarios de Arrecifes.

Entre las personalidades de renombre nacional y mundial que pasaron, nacieron o vivieron aquí, puede mencionarse a Charles Darwin, naturalista y escritor, que en su viaje por el cono sur dejó algunas notas sobre el paso, en 1833, por esta región; Ricardo Gutiérrez, médico, poeta y humanista, que vio la luz en la estancia “La loma alta”, en 1836; y Dalmacio Vélez Sarsfield, jurista y político, que poseyó tierras en Arrecifes y donó el predio de lo que fuera el matadero municipal y ahora la escuela Agropecuaria.

En 1861 se instalaron cien farolas a querosén para la iluminación pública. En 1862 se inauguró la Escuela Número 1. En 1864 la legislatura de la Provincia de Buenos Aires fijó los límites del partido de Arrecifes. El crecimiento de la población quedó evidenciado al decidirse el ensanche del ejido urbano, en 1881, mediante la expropiación de tierras circundantes.

Las memorias del famoso actor José Podestá aclaran parte de la controversia entre Arrecifes y Chivilcoy por asumir el título de “Cuna del teatro criollo hablado”. Tras una representación, en 1886, de la pantomima “Juan Moreira” (basada en la novela homónima de Eduardo Gutiérrez), el dueño del hotel (sito en donde hoy está el bar “Plaza”) en cuyo corralón se levantó la carpa del circo, León Beaupuy, sugirió a Podestá darle voz a las escenas mudas. José Podestá adoptó esa idea y la puso en práctica en representaciones hechas el mismo año en Chivilcoy.

El ferrocarril llegó a Arrecifes en 1882. El primer periódico, “El deber”, fue impreso en 1890, bajo la dirección del periodista Abelardo Boullosa. Luego de la epidemia de fiebre amarilla, la sanidad local se afianzó con la fundación del Hospital en 1881.

En 1867 se puso en marcha el Molino Harinero, remodelado en 1878, (cuyo edificio aún hoy muestra la solidez de su estructura), y se embalsó el río para utilizar la fuerza del agua mediante una turbina. Esta obra hídrica se vinculó después con el proyecto –en parte iniciado– de construir el “Canal del Norte”, una serie de esclusas en todo el curso del río Arrecifes, desde las lagunas Carpincho, Gómez y Mar Chiquita, hasta la desembocadura en Baradero, que permitiría la navegación de pequeño calado, trasladando los productos regionales a los puertos del Paraná. Ambos emprendimientos acabaron a los pocos años: el Molino cerró antes del siglo XX y el “Canal del Norte” se frustró en 1919. El dique próximo a Arrecifes fue dinamitado en 1936, tras los efectos devastadores de varias crecientes. Sus ruinas en la actualidad se conocen como “El tajamar”.

Referencia aparte merece una característica del río Arrecifes en gran parte del curso: la existencia de enormes yacimientos de fósiles. Restos de esmilodontes (dientes de sable) y de gliptodontes, entre otros ejemplares prehistóricos, fueron extraídos de las barrancas. Esta peculiaridad tomó una mayor difusión a partir de los “Raids náuticos” organizados desde 1979, en los que participaron –y participan, en sus sucesivas ediciones– gran cantidad de remeros.

En 1901, aún en vida de Bartolomé Mitre, se bautizó al partido con su nombre. Esta situación varió en diversas oportunidades (según el acceso de gobiernos militares o civiles al poder nacional), hasta que en 1997 se le restituyó de manera definitiva al territorio municipal su primitiva denominación.

En 1938 se inauguró la ruta número 8, la más importante vía de comunicación entre nuestra localidad y el resto del país.

El 29 de noviembre de 1950 Arrecifes recibió la declaración de “Ciudad”. En ese momento se inauguró el arco alusivo en el ángulo de la plaza ubicado frente a la iglesia.

El 10 de enero de 1955, ocurrió una protesta de parte de numerosos vecinos por la carencia de luz, agua y hielo (aunque no desvinculada de la tensa situación política nacional), que terminó bajo una violenta represión de la policía. Dos muertos (Eugenio Camarassa y Carlos Roberto félix) y treinta detenidos fue el saldo.

En 1961, tras varios intentos fallidos, Capitán Sarmiento (hasta entonces integrante del partido de Arrecifes) obtuvo la autonomía. Su territorio se formó con un desgajamiento de su antigua pertenencia. Las promesas de compensar a nuestro municipio con otras extensiones jamás se cumplieron.

Las décadas de 1950 y 1960 significaron un llamativo florecimiento de la actividad teatral. Y las de 1960 y 1970 marcaron, a su vez, el auge de la actividad que identifica hasta ahora a Arrecifes a niveles nacionales: el automovilismo. Pairetti, García Veiga, Marincovich y Di Palma son apellidos indisolublemente ligados a ese deporte, precedidos por Hortal, Lo Valvo, Pérez y Froilán González y seguidos por nuevas generaciones de pilotos exitosos.

Durante el período dictatorial de 1966/1973 se dispuso la demolición del histórico edificio de la Municipalidad (databa de mediados del siglo diecinueve) y su reemplazo por el nuevo, cuya larga construcción acabó en la década de 1990.

El 25 de mayo de 1976 nació el escudo de la ciudad, obra del artista Ricardo Porta. Y el complemento tuvo lugar un 25 de mayo, pero de 2004: nació el Himno Local, texto de Mónica Eggimann y música de Adrián Charras.

1986 marcó un jalón importantísimo: comenzaron las obras del entubamiento del Arroyo del Pueblo. Esta obra  inauguró una nueva etapa en el desarrollo urbano de Arrecifes. Y 1988 le agregó otra: la instalación de la red de gas natural.

En 1994 se pavimentó la avenida Intendente Blanco (antiquísimo acceso a la población desde el camino a San Pedro), con lo que el conglomerado de Villa Sanguinetti quedó unido al casco primitivo de la ciudad.

En el año 2000 Arrecifes perdió a Rubén Luis Di Palma, uno de los pilotos locales más célebres, y al doctor Carlos Luis Merlassino, médico, educador y figura sobresaliente en el plano humanístico.

El Bicentenario de la Nación Argentina encuentra a Arrecifes en franco crecimiento.